miércoles, 16 de marzo de 2011

Estilos educativos familiares

Se entiende por estilo educativo, el conjunto de ideas, creencias, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen respecto a la educación de sus hijos. La familia es la principal influencia socializadora sobre los niños, los cuales moldean la personalidad comunicándoles modos de pensar y formas de actuar.
Existen diferentes clasificaciones sobre la forma que cada familia elige y predomina en su forma de educar. Brevemente, explicaré uno a uno con sus características y consecuencias:

Los padres asertivos, combinan en la relación con sus hijos la comunicación y el afecto, son quienes más van a favorecer la adaptación de sus hijos, los cuales mostrarán un funcionamiento social positivo, un buen nivel de autoestima, un rendimiento académico bueno y adquisición del sentido de la responsabilidad ya que se les trasmite la confianza que se tiene en ellos.
La disciplina asertiva es un término muy popular en la actualidad, que facilita la buena comunicación en situaciones conflictivas y mejora las relaciones en el hogar.


Por el contrario, cuando los padres se comportan de manera fría y excesivamente controladora, empleando un estilo autoritario, suele suceder que a corto plazo sus hijos se muestren obedientes, disciplinados y conformistas, pero a largo plazo suelen rebelarse, además, es frecuente que estos hijos desarrollen una baja autoestima, síntomas depresivos y una actitud hostil y de rechazo hacia sus padres.



Los padres permisivos a pesar de mostrar una relación cálida y afectuosa con sus hijos, éstos van a presentar una carencia de normas delegando en otros la educación de sus propios hijos, mucha flexibilidad en horarios y sintiendo indiferencia (ni premios ni castigos). Como consecuencia, serán niños con inseguridad y falta de confianza en sí mismos, una baja tolerancia a la frustración y cambios frecuentes de humor.



Por último, el estilo de los padres sobreprotectores, mostrándose excesivamente preocupados y nerviosos cuando el hijo hace algo sin su ayuda o supervisión, dándoles demasiados premios y evitando discusiones, ocasionan que el niño desarrolle un concepto de sí mismo muy deficiente al no haber podido poner a prueba su competencia personal, serán en el futuro personas muy dependientes y con actitudes egoístas.

No existe una única manera buena de hacer las cosas, ni siquiera podemos decir que una sea más correcta que la otra. Sin embargo, el estilo que los padres adopten a la hora de educar a sus hijos va a condicionar la calidad de la relación con ellos y marcar la exitencia o no de conflictos familiares.

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